Por estudios y también por experiencias de personas a raíz del tiempo, ya está establecido, que en lugares que están sobre los 2500 metros de altitud sobre el nivel del mar, el periodo de aclimatación es de tres semanas previas a la competición y que también que por encima de los 3500, debería ser mas de 30 días, aunque no siempre contamos con tanto tiempo para prepararse para un campeonato, en estos casos, hay oportunidades en que se viaja el mismo día del partido y los efectos de altura, se esperan que sean menores que los que se producen después de 24 horas, donde ya empiezan los malestares ya conocidos como: las nauseas, cefaleas, mareos, etc. Esto se hace más evidente después del tercer y cuarto día.
Realizando estudios científicos, se llegó a la conclusión que existen jugadores morenos, que tienen un tipo de hemoglobina distinta a uno de raza blanca o trigueña.
Ya que estos, en su mayoría, tienen la hemoglobina S, la cual posee distintas reacciones en sus glóbulos rojos como transportar menos oxigeno que un hematíe normal, por eso hay la creencia de que “gallinazo no canta en puna”, pero es parcialmente cierto, ya que no todos los morenos tienen ese tipo de hemoglobina, sino un 40 %.
También se recomienda no ingerir muchos alimentos en los primeros días, ya que la digestión se hace más lenta y no se podría realizar adecuadamente la práctica deportiva, así como también el aspecto psicológico influye decisivamente en su aclimatación a la altura, ya que hay estudios, que si la persona está pensando en los efectos que presenta la altitud, simplemente su aclimatación será más tardía.
Los mecanismos de adaptación
Una característica del organismo humano es la adaptación. Está comprobado que quienes viven a elevadas alturas tienen mayor cantidad de glóbulos rojos y mayor eficiencia en la administración de oxigeno en su cuerpo. Esto les representa una ventaja respecto de quien, viviendo en a nivel de mar, no tiene esa adaptación. Pero no es una ventaja que atente contra la vida, como se deduce en la resolución de la FIFA. Estudios señalan que el rendimiento de quien vive en la costa y actúa en la altura se reduciría en un 10%. Pero otros estudios y la propia práctica señala que, aplicando ciertas medidas, se puede superar este problema sometiendo al organismo al esfuerzo principal al poco tiempo de llegar a la altura. Así, en varios deportes, equipos de la costa han logrando vencer a quienes están adaptados a la altura.
Más aún, existen centros de entrenamiento de alto rendimiento deportivo ubicados justamente en sitios como México, Quito y otros de altura, donde se busca las ventajas en el rendimiento al adaptarse a trabajar en la altura. Es el caso del propio equipo de fútbol brasileño que en algún momento, previo a un mundial, llegó a Quito a prepararse. No se conoce de alguien que haya muerto o sufrido graves padecimientos por someterse a un esfuerzo en estos sitios.
Pero quienes viven en la costa, bajo el calor y mayor presión también tienen sus ventajas de adaptación que las utilizan en la competencia. Quien vive en esos sitios se adapta, su organismo controla la pérdida de líquidos. Quien vive en la altura y baja a nivel del mar al calor, sufre importantes pérdidas de líquidos vía sudoración, lo cual afecta directamente a su rendimiento deportivo. Esta circunstancia parece tener más peso médico, pues, se cuentan por cientos los casos de deportistas profesionales que han salido extenuados de las canchas debido a los denominados “golpes de calor”, algunos incluso han muerto debido a que este factor se unió a otras condiciones negativas de salud.
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